Nuestra Señora de Guadalupe, 8 de diciembre
El acontecimiento más importante de la evangelización del Nuevo Mundo ocurrió en diciembre de 1531. Durante cuatro días, la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, se apareció a un indígena converso llamado Juan Diego. Como resultado de este encuentro, y de la imagen impresa milagrosamente en la tilma (manto) de Juan Diego, nueve millones de indígenas americanos abrazaron la fe católica y las Américas comenzaron su transformación en el hemisferio católico. El mensaje de amor de Nuestra Señora de Guadalupe había reemplazado la violencia institucionalizada de la cultura azteca y había construido un puente entre dos mundos.
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Nuestra Señora de Guadalupe
Rosa mística de Nuestra Señora de Guadalupe, intercede por la Santa Iglesia, protege al Soberano Pontífice, ayuda a todos los que te invocan en sus necesidades, y como eres la siempre Virgen María y Madre del Dios verdadero, alcánzanos de tu santísimo Hijo la gracia de conservar nuestra fe, dulce esperanza en medio de las amarguras de la vida, caridad ardiente y don precioso de la perseverancia final.
-Amén-